Sueños II: Hermanos de la Noche

Hermanos de la noche,
llorad hoy conmigo,
llorad por mi mañana,
anoche perdí mi estrella,
pronto me perderé en el camino.
Tras largas estaciones de búsqueda,
sangre, vino, tierra y flor,
ajena a tormentas la encontré,
confusa entre sombras.
Bendije su alma …
«Pronto maldecirás su cuerpo»
Susurro mi sueño.

Tardo nada la noche en presentarse,
egoísmo propio de lo que es suyo
y solo suyo.
Se marcho sin despedirse,
llevándose lo que era mío
y solo mío.

Como en cada sueño,
todo se olvida al despertar,
vuelve corriendo a su guarida,
donde ya nada tiene sentido
y donde todo vuelve a empezar.

La soledad cada noche es amarga compañera,
musa del silencio,
poeta que escribe los versos
de un poema eterno.
Reina del baile de mascaras
del disfrazado corazón,
consejera de la tristeza,
maestra de la pereza,
amiga y enemiga del desamor.

Fuimos lacayos del destino,
nobles en el reino de la libertad,
reyes en el reino de las mil promesas,
dioses del universo de la unión eterna.

Con tantas mentiras por delante,
solo cogí una sola verdad …
«No volverás a verla»

Si en sueños la perdí,
solo en sueños la encontrare.
Cuenta atrás hasta el amanecer,
con el crepúsculo como sepulcro
de mi nocturno centro de esperanza.

Una noche mas
me quedare encerrado aquí,
preso de una búsqueda
que siempre me sitúa,
a un solo sueño
de la estrella que perdí.

Hay tanto que decir cada noche,
que los mudos
ahora son filósofos del recuerdo.
Hay tanto por ser cada noche,
que los ciegos
son ahora nómadas en el cielo
y los sordos atentos confidentes
de los secretos del silencio.

No tengo nada que decir,
no tengo nada que hacer
y no hay nada que yo quiera ser.
Lo único que quiero es tener
lo que no puedo tener.

No puedo imaginar,
lo que nunca deje de imaginar.
Me pierdo entre las sombras de la noche.
Me postro en alabanzas de nocturna religión.
No puedo creer,
en lo que nunca deje de creer.
Y ahora no puedo soñar,
con lo que nunca deje de soñar…

Hermanos de la noche,
soñad hoy conmigo,
soñad por mi mañana,
ayudadme a ser dueño
de lo que nunca fui dueño.
No dejéis que me pierda
en la oscura pesadilla del olvido.
Ahora que el tiempo se agota,
y la oscuridad apago las luces
de mi corazón.

Perdonadme,
por dejar de ser quien fui,
por olvidar la vida
que siempre quise vivir,
y por perder lo que aquella noche perdí…

«Despierta …»
Susurro mi sueño.

Y todo olvidé al despertar.

Javier Sánchez Lobato

16-3-05

julio 15th, 2010 by JSanchez | No Comments »

Polos Opuestos

Arranque todas las hojas

de aquella vieja libreta,

rabioso por encontrar

las palabras adecuadas

para acompañar mi muerte.

 

La soledad cada noche

era mala consejera,

y la oscuridad la visión borrosa

de los entornados párpados

de mi corazón.

 

Nunca hable de amor

pues creí que nunca

había dejado de amar.

 

Vagabundo entre luces y sombras,

fui pupilo del desamor,

amigo del recuerdo perecedero,

enemigo del compromiso.

 

Invitado de honor

en el gran baile de las mascaras,

acudí siempre desnudo de tristeza.

Como aquella musa

que posa para un pintor,

que calca y que imagina,

pero que nunca ve en su interior.

 

Una vez encontré a alguien

que creía como yo

en la noche,

y yo empecé a creer en ella.

 

Era mi contradicción,

tantas ganas de dar amor,

tantos anzuelos lanzados,

y tantas palabras malgastadas.

 

Ya me había regalado todo

sin conocerla

que cuando la conocí,

no encontré regalo apropiado para ella.

 

Fue victima de aquel

que se negó a ver los rayos del sol,

a escuchar la lluvia de verano,

de sentir el olor de una flor

que creció en un jardín,

que el mismo había cultivado.

 

Era mi ambición por encontrar a alguien

que pudiera cargar

con mi pequeño corazón.

 

Y la desee…

pero no desee su cuerpo,

ni su alma,

solo esas dos palabras,

que me enseñaron la forma

de poder amar su hermoso cuerpo

y su joven alma.

 

Y así volví a abrir el cajón,

donde guardaba esa vieja libreta,

y en la tapa de cartón escribí:

 

«Mil Promesas»

 

Cerré la tapa, cerré el cajón,

y se abrieron los ojos de mi corazón…

Javier Sánchez Lobato

4-5-05

julio 15th, 2010 by JSanchez | No Comments »

Bailes de Sirena

Recuerdo que una vez
fui sincero con ella.
Dedicarle cada palabra,
cada susurro,
cada pensamiento,
fue tarea facil.

Cuando me paro a pensar
en todo aquello que no di,
todo lo que por no apostar,
perdi…
Mientras ella me regalaba
bailes de sirena.

Recuerdo que una vez,
cerre los ojos para pensar
un momento solo , lo juro,
en ella, y el momento se fue.

Pasé la vida
esperando el momento adecuado
para por fin afrontar
los miedos de mi cabeza,
la ansiedad de mi corazón,
y mi vida pasó por esperar…

Ahora ya no hay cura
para una tristeza cronica,
el que siembra dudas
recoge desconfianza.

El ultimo pase esta apunto de comenzar,
pasen y vean a un hombre hundido
en las miserias que ofrece el desamor.
La escena se repetia en mis sueños…
ahi estaba yo, tumbado, boca arriba,
disfrutando de la lluvia.
El llevaba una túnica negra,
me conformé con un traje
tallado para la ocasion,
Él actor y director de testamentos,
yo el centro de atencion.

Sin testimonios testifique en mi contra
en un juzgado de aire frio
retales bañados en oro,
bancos de madera con un tablon a los pies
y cirios inmobiles de neón
al compas de monedas de esperanza.
Me declaré culpable sin excepción,
a poco que perder mucho que ganar,
no hay peor condena que imaginar
que lo que pudo ser tu legado
no lleva la misma sangre
que recorre tus venas.
Me acusaron de valentia tardia,
de soberbia prematura,
(como aquel que para recibir un beso
pone la mejilla)
de pereza aguda
y de adiccion a la melancolia.

Enfadado y colerico me marché,
dueño de mi sueño.
Y al salir ahi estaba yo,
paseando y presidiendo una comitiva
que me acompañaba en silencio.
Camine a lo largo de una avenida,
con baldosas gris mate
y rodeada a ambos lados de cipreses,
arboles frutales de aquellos
que tienen poca hambre.
Mi cabeza se balanceaba
suave y sigilosamente
de izquierda a derecha,
como un lector curioso
buscando intuicion en una biblioteca.
Es ironico que en el lugar
donde mas historias hay para contar
donde mas cosas hay que decir…
reine el silencio.

De repente me detuve sin avisar,
dueño de mi sueño,
habia encontrado su nombre tallado en piedra,
tan sola como yo
en aquel jardin de tristeza.

Asi que sin egoismo por fin desperte
de ese sueño que jamás se repetiria,
y con valentia busque y busque,
hasta que pude volver a sincerarme con ella,
y cada dia hasta el dia de mi muerte
volvio a regalarme bailes de sirena.

Javier Sanchez Lobato
13-8-2005

julio 8th, 2010 by JSanchez | No Comments »