Cementerio

Tuvo prisa en el cementerio
De pies nerviosos y ojos inquietos,
Patalea, se centra en nombres.
Desmiembra a empujones,
los petalos de un beso.

Desmiente las palabras
Que la alejan de lo cierto.

Si bajas la mirada no llores,
no la alces triste,
Si no es para mirar al cielo.

Hablemos de lo incierto,
la incontenincia literaria,
la fuga del pensamiento escriba.

No tientes el tacto de los tacones,
sin equilibrio perecen las dudas,
Panico ante la mirada egoista.

Te di la espalda con impetu y confianza.
No se la des a nadie,
La confianza con impetu
Te dara la espalda.

Si bailas sobre mi tumba,
No trasnoches que la alegria enturbias,
Disfrazas, mermas, callas.

Si danzas en zanjas
Reformas mi corazon.
Lo tientas a enfermar
De nuevo por amor.
Y morir por ti una vez ya vale.

Javier Sánchez Lobato

02-10-2010

octubre 30th, 2010 by JSanchez | No Comments »

Diosa del Olvido

Todo se resume en un papel y dos sellos.
Date prisa cartero…
No imagino como llegué a este situación,
incertidumbre de carambolas de billares.
Nada de especial tiene olvidar
cuando obligado es el olvido,
desapropiado e incómodo el refugio interior.

Nada me tienta…

Entre lágrimas y abanicos se despide
la avaricia de lo que mañana dolerá.

Me asusté al ver lo que había escrito en mi cabeza,
así que busqué una rápida corrección,
de vueltas y vueltas sobre libros, hojas,
papeles y libretas,
encontré lo que un día escribí en mi corazón.

No he cambiado desde entonces,
soy tanto el mismo como tan diferente,
aunque a ojos de la gente semejante cambio no es apreciable.

La muerte enseña al niño a ser un hombre,
¿Y al hombre?
A llorar como un niño.

Ojeando la fábula de nuestras vidas,
aprendí a competir en carreras
de liebres como tortugas,
de bailes de bufones con gorros de colores,
de gritos con miedo a no respetar,
de besos empapados de falsedad.

No me busquéis ahora que tristeza asoma
la misericordia, el respeto, la agonía.
No soy quien para tachar refranes.

Hoy olvidé el himno de mi libertad,
las siete notas de la canción de mi alegría.

Nunca te fuiste, nunca te perdí,
porque nunca te tuve.
Y tan mía eras cuando me regalabas ojos
de convicta en libertad,
presa y cómplice de cazador no iniciado,
inofensivo.

Y tan poco tuya, que no te reconocí,
al verte de nuevo.

Entre párpados escondí un sueño,
de luces y música de invierno,
de valentía y de sinceridad.
De credibilidad.
De amor no asiduo al compás de tus palabras.

Me alegré mil veces de no ensordecer entonces,
de no olvidar nunca,
de recordarlo siempre.
Ahora conozco el sabor del antiguo festín de la pereza,
pero no tengo ganas de recordarlo.
En el reino de las almas gemelas,
te llamaré nada.

Son así de impuntuales los recuerdos,
la saliva tan ausente en ciertos momentos.
De vez en cuando se regalan compañía,
y son lamentos lo que forjan.

Antes de ti no caminé, no deambulé,
no salté, ni corrí ni avancé,
tampoco retrocedí, siendo sincero,
cuanto apenas me moví.

Ahora soy nómada de corazón,
de amor, de escondido sentimiento,
ermitaño de ideas.

Entre cabeceos de sonámbulo,
me pregunto qué fue de todas aquellas lenguas,
que nos mordimos,
aquel dialecto no reconocido,
aquel lenguaje nuestro nunca traducido.

Extranjero soy de ti.

No me acuses de construir muros,
que no puedo saltar,
de tapiar esperanzas y consejos.
No es cierto que ensordezco por propia voluntad,
ni ajena es la idea de hacer fuerza para olvidarte.

De todos modos, como ves,
me limito únicamente a recordar,
no parafraseo sentimientos.
Tampoco los plagio, que conste,
pero es que aparte de no olvidarte,
aún te quiero.
Y eso de nadie me lo puedo copiar.

Los focos iluminan la perfección,
observo la escena en mi sueño,
en silencio, nombrando al azar.
El silencio lo heredé de hadas sin alas,
de princesas de castillos sin principes,
sin luces ni sombras,
El azar del destino, gran consejero.

Los ojos no expresan nada, casi todo,
actúan, pero me gusta,
es el juego de la elección.
En él la contradicción tiene un defecto,
puede que no, pero me parece demasiado,
demasiado perfecta.

Me fui sin dejarte cumplir tu última promesa,
siempre viajero de viajes de retorno incierto.
Algún día tendré fuerzas para decirte que lo siento,
ahora es bien entrada la noche,
y el cansancio pronto censurará las ideas
de mi corazón.

Duerme, te regalo un recuerdo.

Te regalo mi sueño.

Javier Sánchez Lobato
24-03-07

octubre 30th, 2010 by JSanchez | No Comments »

Mar de ozono II : Aves rapaces

Desperté,
una noche de poca luz,
puede que la luna
sintiera la misma tristeza
que yo sentía,
o quisiera que dejara
de despertar cada noche,
entre raros y extraños sueños,
y hermosas pesadillas.

Despetaba…
con la incertidumbre de un presente,
y la realidad de un pasado,
que sabía que no volvería,
te amo tanto…
Que te recuerdo y te olvido,
cada día…
cada noche…
En los sueños que me prometen,
falsos lamentos y dulces mentiras.

¿Por qué tus ojos
se enamoraron del cielo?
Si eres tu la reina de mis sueños,
no puedo soñarte lejana,
no puedo soñarte
como te hizo el cielo…
una chica por fin feliz,
con alas blancas en su espalda
y anillos de compromiso
en su dedos…

Dias sin tiempo que dejar pasar,
estabas aquí…
tan cerca…
tan humilde y tan sincera…
palabras mías tan simples,
palabras tuyas tan necias,
haciendo escuchar
a los que fueron entonces,
mis oidos sordos.

Quiero que sepas que te quiero,
que te doy mi corazón
con cada flor que pongo
en el jarrón de tu piel,
en nuestro pequeño jardín cerrado.

Quiero que sepas que pierdo,
palabras ya sin sentido,
en tu eterno lecho,
sintiendo dolor mi pecho
de gritar fuerte…
¿Por qué te he perdido?

Sé que solo en tí,
tus ojos me amaban,
y que tus labios no querían
responder a mis plegarias.

Sé de sobra,
que los míos se cansaron de esperar,
una respuesta en los tuyos,
y que te desprecié sin querer,
y ahora que no estás,
aprecio lo que no quise despreciar.

Todo es tan dificl de entender,
cuando el tiempo no es respuesta,
cuando nadie describe tu gesta,
cuando se olvida el amanecer.

Antologías del corazón negro y oscuro,
de la noche.
Desnudo la parte de la imagen
que sostiene el marco…
Busco el ancla que sostenga el barco,
que no me haga navegar…
por el mar de la tranquilidad.

No puedo dejar el mundo detrás,
de una vieja cortina,
o escondido en el tronco del arbol
que ahora crece en tu piel,
piel de corteza fina…

No puedo olvidar,
algo que pudo ser
pero no será.
Algo que no me cure,
de unas heridad que dolerán.

Me dueles tanto…
que recuerdo por sobrevivir,
que sonrio porque así siento algo,
que me recuerda a ti…

Perder el tiempo…
enredar mis manos en tu pelo…
sentir como la lluvia,
es devuelta al cielo,
entender que la melancolía,
es susurrar al despertar
un te quiero…
Morir de amor y de deseo…

Anécdotas que son
como aves rapaces,
que vienen, se paran,
descansan en paz,
se marchan…
dejan su mensaje.

Tal vez fué la diosa que me obligó
a escribir para no olvidar.
O la que me hizo gastar mi última promesa,
O la que me hizo memorizar la palabra falsedad.
Por lo menos me regaló todo…
para no recibir nada.
Y ahora no puedo recordar el:
«Ahora más que nunca»

Pero te olvidaré,
para no perderte nunca más de vista…

Javier Sánchez Lobato
28-10-2000

agosto 21st, 2010 by JSanchez | No Comments »