Delicadeza
A mi familia,
tan semejante en sus danzas,
y tan diferentes en sus andares…
Dadme un minuto de silencio,
que escribo con el cada verso,
que tinto de miel su recuerdo,
y ahogo mi voz si no lo logro encontrar.
Dádmelo,
que ya no hay verbos que conjugar,
palabras que quieran unirse en compromiso,
letras que intenten hacer las paces,
que se vuelvan de nuevo a enamorar.
Que ya no la encuentre
no significa que ande perdido,
tampoco que encuentre significado,
a todo lo que escribo.
Cuando se dan la mano la realidad
y el egoismo,
no hay farola que se cruce en su camino,
sin luz que asome una pizca de verdad,
ni fuerza para romper lo que el corazón ha unido.
No es mas tuya que del resto,
pero no es así como me siento.
Desde que te fuiste no he llegado a ser el mismo,
a ratos triste por seguir creciendo,
por no tener la mano de un niño en el hospital,
los oidos que preguntan por su estirpe,
los pies de puntillas en el sofá.
No quiero dejar de hacer lo que hago,
ni que me dejen hacer lo que ayer hacía,
soy cazador que arrincona a su presa,
y la presa cayendo por el abismo.
Hablemos pues de abismos,
agujeros de malos entendidos,
pozos de ideas sin sentido,
vueltas a un colchon de soledad,
y mentiras que convertimos en verdad.
Apenas conozco el tuyo,
¡no intentes comprender el mio!
Quizás el problema lo tenga uno mismo,
por plantarle cara a lo que has dicho.
La misma cara que di por ti,
y que ahora me convierte en tu enemigo.
Dame pues un minuto de silencio,
que la pena no merece malgastarlo,
si con amor se cierran las heridas,
que por el no dejeis de intentarlo.
Javier Sánchez Lobato
15-06-2013
mayo 30th, 2021 at 2:52
fantástico, así como notable blog. Realmente quiero
darle las gracias.